12-08-2010

Bicentenario en Chile, ¿qué pasó con la promesa de futuro esplendor?

Por JcScG

Con motivo de la celebración de los 200 años transcurridos desde la constitución de la primera Junta de Gobierno en 1810, al alba del nuevo siglo, el estado chileno decidió recibir el bicentenario mostrando un "nuevo rostro" como país. Para ello en el año 2000 creó una comisión ad-hoc, cuya principal misión constituía elaborar “programas para canalizar y coordinar los esfuerzos que todos los sectores de la sociedad desarrollen en el marco de esta celebración”(1).

En la práctica, esto implicaba llevar adelante una serie de proyectos de intervención urbana que pretendían dar una "nueva imagen" a las principales ciudades del país, originalmente, Antofagasta, Valparaíso, Santiago, y Concepción, invitando a integrarse, con posterioridad, a las ciudades con más de 75 mil habitantes de las 15 regiones del país (2). La idea era dotar a los principales centros urbanos chilenos de nuevas obras de vialidad, edificios institucionales, parques y áreas verdes, rediseñando paseos peatonales, habilitando bordes ribereños, lacustres y marítimos.

Lejos de ser una apuesta conyuntural y puntual, el Proyecto Bicentenario constituía la representación concreta de un objetivo histórico en el espacio urbano, la promesa del desarrollo nacional. Algo así como la guinda de la torta. Como tal se enmarcaba dentro del proceso de profundas transformaciones económicas y sociales llevadas a cabo desde fines de los años '70s, que algunos han denominado "modernización neoliberal", y venía a simbolizar sus logros en proyectos de alto contenido simbólico. Los cuales serían realizados en lugares significativos del espacio público, sea remodelándolos o recuperando zonas sin utilizar.

Tal como rezaba la presentación de la comisión, la intención era remodelar la imagen urbana de las ciudades más importantes del país para comenzar los próximos 200 años de vida independiente con una infraestructura que refleje un franco camino hacia el desarrollo. En ese sentido, el presidente Lagos convocó al sector privado, a las municipalidades y a diversas personalidades, “conciente del significado profundo del Bicentenario de Chile, y con el anhelo de festejar este aniversario como ‘un país pleno y justamente desarrollado e integrado en nuestra diversidad."

Sin embargo, tal "convocatoria", se hizo sobre la base de la aparente inevitabilidad de los procesos económicos y culturales que implican la globalización; y por otro, del debilitamiento progresivo de la sociedad civil, y su perdida de poder de ingerencia en los asuntos públicos. Es decir, sin pensar en la posibilidad de formas alternativas de desarrollo, y para la gente, pero sin la gente.

De ello han pasado 10 años. En los primeros 4 años algunos proyectos emblemáticos vieron grandes avances. Con el tiempo comenzaron a integrarse proyectos no considerados (muchos históricamente rezagados) en un inicio y no siempre coherentes con los objetivos de la Comisión, pero aún asi los "lobbies" locales los impulsaban, pues la "categoría" bicentenario facilitaba la asignación de recursos. Además, cambiaron algunas prioridades, incluyéndose la construcción de una serie de Estadios de Fútbol y el abandono definitivo de obras faraónicas y poco sotenibles, como el puente sobre el canal de Chacao o el Teatro Pencopolitano de Concepción.

Luego la crisis financiera de 2008 vendría a mostar las debilidades del sistema económico mundial, desnudando la fragilidad del "exitoso" camino chileno al desarrollo, haciendo más visibles una serie de "inequidades" estruturales (pobreza, bajos salarios, desigualdad, marginalidad urbana). Todo lo cual nos alejó simbólicamente del futuro prometido en el año 2000, a pesar del optimismo de muchos por la incorporación de Chile en la OCDE.

El terremoto de febrero de 2010 no hizo más que confirmar, lo que resultaba ya evidente: el país puede ser más rico que 20 años atrás, pero está lejos de alcanzar el ansiado desarrollo. Así dadas las cosas, comenzó a cuestionarse el funcionamiento y el presupuesto asignado a la propia Comisión Bicentenario, atacándose uno de sus proyectos emblemáticos, la creación en Santiago del Portal Bicentenario en el antiguo aeropuerto Los Cerrillos, si que haya claridad sobre su futuro.

En la actualidad tenemos que a las puertas del bicentenario, muchas de las principales obras promovidas por la Comisión Bicentenario, nunca se realizaron, que varias otras no tuvieron el impacto esperado, y que los planes de transporte público que incluían (en especial el Transantiago y el Plan de Transporte Biovías) no fueron capaces de responder a las espectativas que se tenía de ellos. Así dadas las cosas, cabe preguntarse, ¿qué pasó con la representación simbólica, en el espacio público, de la promesa del desarrollo?,¿que pasó con los proyectos de las ciudades de regiones?, ¿expresan e su imagen urbana actual "un país pleno y justamente desarrollado e integrado en nuestra diversidad"?

Notas

1.- Presentación Comisión Bicentenario, año 2000.

2.- Hasta 2004 la Comisión Bicentenario impulsaba proyectos en: Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Copiapó, La Serena, Coquimbo, Ovalle, Con-Con, Viña del Mar, Valparaíso, Santiago, San Antonio, Rancagua, Curicó, Talca, Linares, Chillán, Tomé, Talcahuano, Concpeción, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Castro, Curaco de Vélez, Coyhaique y Punta Arenas.


Imágenes
1.- Logo Comisión Bicentenario.
2.- Plano del proyecto de Teatro Pencopolitano de Concepción.


Véase:

Tesis para optar el Grado de Magíster en Ciencias Sociales con Mención en Comunicación, de la Universidad ARCIS,
Estrategias comunicacionales del poder en el espacio público: La ciudad como medio de comunicación. El proyecto Bicentenario en Concepción".

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