24-05-2011

Ciudades a la sombra de un mundo de metrópolis


por JcScG

En los análisis generales que suelen realizarse sobre los procesos de urbanización de carácter global, en las últimas décadas, es común hacer alusión a que más de la mitad de la población mundial habita en contextos urbanos y que dicha tendencia continuará incrementándose en las próximas décadas, hasta llegar al 75% u 80%1 (ONU 2008, Oswalt 2006). Estos análisis tienden a centran su atención en el cambio de los patrones de urbanización que ha experimentado el planeta desde la crisis del “fordismo” en los años 60 y 70 en adelante, que se expresaría en una acelerada urbanización de las economías emergentes y de los países en vías de desarrollo, generando aglomeraciones urbanas cada vez más grandes2 (Véron, 2008; Bairoch, 1996). Así por ejemplo, en la actualidad, casi el 75% de las 120 ciudades con más de 3 millones de habitantes se encuentran en este tipo de naciones. (ONU 2008) En los últimos 40 años, el tradicional vínculo entre urbanización, industrialización y desarrollo, se ha debilitado y ya no tiene mucho sentido vincular mecánicamente la industrialización o el desarrollo económico al crecimiento urbano.
Esta situación, ha dejado en evidencia que tal como se ha transformado la economía global, también lo han hecho las formas en que ésta impacta en los asentamientos humanos, cuestionando la concepción tradicional de la sociología urbana de las ciudades contemporáneas como el “medio ambiente” de las sociedades avanzadas3, fruto de una evolución económica y social continua. De cierto modo, hasta los años 60's parecía indiscutible que una mayor industrialización, necesariamente, derivaba en una mayor urbanización y que ésta era un indicador de desarrollo de la sociedad. Sin embargo, esta perspectiva fue progresivamente cayendo en descrédito con el agotamiento de los modelos de planificación de inspiración keyneasiana, en especial con la crisis de las ciudades industriales y la crisis urbana de muchas grandes metrópolis del mundo occidental.

En Europa por ejemplo, el crecimiento urbano tiende a ocurrir donde las economías locales han logrado renovar su base económica, a pesar de la deslocalización de las industrias (Vicari Haddock, 2004). Paralelamente, existen otras zonas del viejo continente donde es posible encontrar fenómenos de industrialización que desde su génesis no se han traducido en desarrollo, por ejemplo en el sur de Italia (Hytten & Marchioni, 1970), siendo incapaces de enfrentar la progresiva pérdida de población (por ejemplo en Tarento, Apulia). Paralelamente, muchas ciudades industriales, en Europa o Estados Unidos, han experimentado profundas contracciones demográficas, de las cuales no han logrado recuperarse. (Oswalt 2006)

En el mundo en desarrollo en cambio, ocurren una serie de fenómenos paradojales, que podrían resumirse en que la urbanización ocurre aún sin desarrollo económico, o sin guardar mayor relación con el crecimiento de la economía; muchas veces sin industrias, sin economía del conocimiento y sin control por parte de las estructuras de gobierno del territorio.

De hecho, ya a mediados de los '90 se hablaba de los efectos que estaba teniendo la “urbanización sin desarrollo” (Bairoch 1996). El caso extremo de esta tendencia, se verifica en el África subsahariana, donde se está asistiendo a una suerte de “sofocamiento de la urbanización”, o de “ruralización” de las ciudades. Al no ser éstas capaces de satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes, y la de los crecientes flujos migratorios, se tienden a adoptar modos de vida similares a los de los contextos rurales de proveniencia (Verón 2008; Lututala 1999).

En los años 70's, en el mundo anglosajón, el Urban Planning se desarrollo a partir de la crítica al modelo moderno de urbanización y de los enormes problemas que habrían sido causados por el crecimiento urbano descontrolado (Oswalt 2006). Volcándose hacia posiciones que sus críticos han definido como “anti urbanas", que no han sido capaces de suprimir del todo la visión “optimista” de las grandes ciudades. No solo entre quienes están fascinados por la idea de crear metrópolis super-modernas, altamente tecnológicas, inspirándose en la dinamicidad de las nuevas metrópolis de las economías emergentes (Yusuf & Nabeshima 2006); sino también, en quienes apelando al pragmatismo estiman que la actualidad, independiente de los desafíos, conflictos sociales e inequidades que presentan las ciudades contemporáneas, sigue considerándose que en el mundo en desarrollo se vive mejor en las ciudades que fuera de ellas (Véron 2008).

Uno de los efectos involuntarios de estos acelerados procesos de urbanización en el mundo en desarrollo y las economías emergentes que han dado lugar a aglomeraciones urbanas gigantescas, es la relativa invisibilización de las ciudades de tamaño medio o de aquellas que debieran cumplir roles de intermediación en la estructura urbana. Al tiempo que muchas de estas ciudades estaban siendo “absorbidas” por inmensas “manchas” urbanas, pasando a formar parte de conurbaciones gigantescas o simples centros en “megápolis” policéntricas. Todo lo cual implica, no sólo una seria dificultad analítica, sino que la dimensión intermedia suele estar ausente de investigaciones, ámbitos académicos y en el diseño de políticas territoriales de muchos países del mundo. (Bellet 2001).

Todo sugiere que en las próximas décadas se acentuará la polarización geográfica entre ciudades y países de todo el globo, así, coexistirán paralelamente procesos de expansión y de contracción demográfica. En este sentido, es muy probable que estas asimetrías se hagan más evidentes dentro de los propios países, que entre ellos, pues los “nodos” de crecimiento estarán cada vez más interconectados entre sí, mientras que las áreas periféricas (o residuales) dependiente de ellos se irán deteriorando. (Oswalt 2006)


Notas:
1 Se estima que en 1900 el 2% de la población mundial vivía en ciudades, en 1950 lo hacía el 29%, mientras que a mediados de la década de 2000 lo hacía el 50% y hacia 2025 lo hará en torno al 75%.
2 De las 20 aglomeraciones urbanas que superan los 10 millones de habitantes en el mundo, 15 se encuentran en economías emergentes o países subdesarrollados (8 en Asia, 4 en Sudamérica, 2 en África y 1 en el Oriente Medio), 2 en Estados Unidos, 2 en Japón y 1 en Rusia. En contraste, en 1950 las 4 ciudades más grandes del mundo y 8 de las 10 más pobladas, estaban en naciones industrializadas . (UN 2008)
3 La noción de la ciudad como el “hábitat del hombre civilizado, que constituiría el espacio que permitía el desarrollo de la sociedad y la “civilización” del ser humano influenció considerablemente el campo de los estudios urbanos a lo largo del siglo XX.

Imágenes
1.- Diagrama de la urbanización del mundo en la actualidad . En rojo más de 75% de población urbana, amarillo entre 50% y 74% , celeste entre 25% y 49% y verde menos de 24% urbano. En negro, las metrópolis con más de 10 millones de habitantes. Fuente UNFPA, diseñado por Paul Scruton.
2.- Utopía futurista de Sant'Elia.
3.- Uno de los muchos edificios abandonados en el centro histórico de Tarento, Apulia. Foto: JcScG.
4.- Tráfico en Lagos, Nigeria. Fuente: http://nigeriansabroadlive.com/confronting-challenges-of-rapid-urbanization-in-lagos/
5.- Imagen Nocturna del centro de Tokyo: Fuente: Wingmar
6.- Imagen de Antofagasta, Chile, con más de 360.000 habitantes es una de las ciudades chilenas de mayor crecimiento en la última década.

Bibliografía:
Baigorri, Artemio (2001), Hacia la urbe global”, Editora Regional de Extremadura,Mérida, 2001.
Barioch, (1997), “Il fenomeno urbano nel terzo mondo, L'Harmattan, Turín.
Bellet, Carmen y Llop, Josep María (2000) “Ciudades intermedias: Urbanización y sostenibilidad, Milenio, Lleida.
Lututala, M B. (1999). "Migrations et évolution du réseau urbain en Afrique: de la théorie aux faits". In: Chaire Quetelet 1999. Populations et défis urbains, Institut de démographie, Université Catholique de Louvain, Lovaina, pp.117-134.
Hytten, Eyvind y Marchioni, Marco (1970). "Industrializzazione senza sviluppo: Gela, una storia meridionale", Franco Angeli, Milano.
Jacobs, Jane (1961). "The death and life of great American cities, Vintage Books, Chicago (MI).
ONU (2008), “World Urbanization Prospects. The 2007 Revision, Department of Economic and Social Affairs, ONU, New York.
Oswalt, Philip – a cura di - (2006), Atlas fo shrinking cities. Atlas des schrumpfenden städte, Hatje Cantz, Alemania.
Véron, Jacques, (2008), “L'urbanizzazione del mondo, Il Mulino, Bolonia.
Vicari Haddock, Serena, (2004), “La città contemporanea, Il Mulino, Bolonia.
Yusuf, Shahid & Nabeshima, Kaoru (2006), “Postindustrial East Asian cities: innovation for growth, World Bank Publications, Washington.

06-05-2011

Urbanística, reflexiones sobre su carácter epistémico


por JcScG
A comienzos de la década de 1970 David Harvey escribía, que si bien se habían estudiado y examinados los fenómenos urbanos desde muchas perspectivas y puntos de vista, desarrollándose una vasta bibliografía al respecto, aún se buscaba en vano una teoría general que sistematizara los conocimientos que se poseen sobre la ciudad como entidad social, recogiendo el llamado efectuado por Louis Wirth en 1938, en su celebre trabajo Urbanism as a way of life (1) (Harvey 1985). A la luz de la evolución de la disciplina desde entonces, profundamente influida por la crisis de representatividad de las ciencias sociales, la emergencia de las corrientes posmodernistas y las actuales visiones neo-positivistas, la alusión de Harvey posee una vigencia inquietante, aún a casi 4 décadas de su formulación y a más de 70 años del llamado hecho por Wirth. Todo lo cual tiende a darle razón a la visión que plantea que después de la puesta en escena de la problemática urbana por parte de la Escuela de Chicago, la “sociólogía urbana” renunció a elaborar una teoría sobre la ciudad. (Clavel 2002)

Una de las paradojas del urbanismo moderno es que nace, como “movimiento intelectual” y a la vez como práctica profesional, para responder a los problemas causados por la explosiva urbanización experimentada a raíz de la Revolución Industrial (Hall, 1996). Del mismo modo que habían surgido otras disciplinas en el siglo XIX, como la sociología, para ofrecer respuestas a las profundas tansformaciones económicas, políticas y sociales que estaban experimentado las sociedades occidentales. Otra paradoja, no menor, es que la planificación urbana se vuelve imprescindible, luego de la crisis económica de 1873 (2), cuando la degradación de las principales ciudades industriales y portuarias, se hacía insostenible, y comienza a resultar evidente la necesidad de planificación tanto en la economía, como las ciudades (Sica 1978), pues tales situaciones obstaculizan, además, el desorrollo de las actividades económicas.

En este contexto, el urbanismo se fue nutriendo del fermento intectual de la época, en gran parte influenciado por una creciente sociología(3), la cual en su búsqueda de explicar las tranformaciones sociales producidas por la revolución industrial dio origen a una “sociología urbana” propiamente tal, hacia los años 20s. Sin embargo, a diferencia de los sociólogos, que intentaban “explicar” e “interpretar” con cierto grado de abstracción y objetividad la realidad social, lo cual les permitió generar una base teórica común, a los urbanistas se les asignó a su vez el rol práctico de “planificar” (4) el crecimiento de las ciudades, espacio en el cual confluían toda clase de perspectivas, desde la política a la ingeniería, tornando dificultoso generar algún tipo de base teórica compartida.

En este sentido, es posible entender el “urbanismo” sea como un “espacio de confluencia académica” o como una práctica social existente desde que se planifica la construcción y administración de ciudades, más que como una displicina científica en sí. Dicha “práctica” se habría nutrido, al menos, desde del siglo XIX de los aportes teóricos que provienen de diverso tipo de “estudios urbanos(6), en los cuales convergen disciplinas tan diversas como la arquitectura, la sociología, la geografía, la ciencia política, la economía, el derecho o la antropología. A partir de entonces, tal y como se ha ido desarrollando hasta la fecha, dificilmente puede ser concebido como una disciplina ciéntifica en propiedad, pues no siendo de capaz de crear un campo de estudios propio y diferenciado, se pone en duda su propio carácter epistemólogico (Baigorri 1995).

No obstante, esta ausencia de un marco de referencia epistemológico propio, no significa una ausencia horizontes paradigmáticos(7), teorías e ideologías puestas en juego; muy por el contrario, implicaría una sobre abundacia de puntos de vistas y enfoques, muchas veces yuxtapuestos, y hasta contradictorios entre sí. Los cuales, lejos de ayudar a construir una base disciplinaria común, bien podrían haber acentuado la dificultad de crear teorías generales que explicasen los fenómenos urbanos (Harvey 1985); o bien, estarían en la base de cierta “mitología” del urbanismo como campo multidisciplinario, que estaría obstaculizando la conceptualización en torno a unas Ciencias del Territorio, una de cuyas ramas” podría ser la urbanística (Baigorri 1995).


En el contexto de los estudios urbanos, el resultado no fue otro que la coexistencia visiones y paradigmas provenientes de tradiciones distintas, sin que existiese siempre claridad, sobre las fronteras o alcances de cada cual, llegando a confundirse muchas veces conceptos, o bien generándose malos entendidos, por la utilización no del todo pulcra de determinados enfoques teóricos, más por moda que por interés científico (8). Sin una adecuada decantación y comprensión de los “flujos” teóricos provenientes de las distintas vertientes de esta convergencia de enfoques académicos, en vez de urbanistas en sentido estricto, se estaría en presencia de sociologos urbanos, economistas de la ciudad, de derecho urbanístico, de arquitectos diseñadores de planos reguladores e ingenieros constructores de obras públicas. (Baigorri 1995)

Si seguimos el razonamiento de Jane Jacobs (9), quien consideraba ya a comienzos de los '60's a la ciudad como un “ecosistema”, sería justamente lafalta de una adecuada consideración por la complejidad, derivada de la confluencia de multiples variables interrelacionadas, el “talón de Aquiles” de la práctica urbanistica. Pues lo que se hizo evidente con la “crisis” de la modernidad industrial en los años 60's y 70's, es que los planificadores urbanos habrían intentado, por décadas, imponer ordenamientos artificiales, sin considerar la dinamicidad orgánica, intrínseca a las ciudades y las sociedades que las habitan. (Sparberg, 2006)

De acuerdo a la tesis de Peter Hall según la cual “mientras la academia iba por un lado, el mundo iba por otro”, compartida por buena parte de la comunidad académica, al menos desde los años 50s, se estaría asistiendo a una fractura paradojal entre la teoría urbana y la práctica urbanística, pues se produce justo en el momento en que comenzaba a adquirir un “cuerpo teórico puro” más formal y abstracto y la planificación urbana se habría institucionalizado. De hecho, según Hall, la institucionalización burocrática del “urbanista” habría contribuído a generar esta fractura, pues habría hecho perder la virtual independencia de la política de la cual habría gozado con anterioridad. Sin embargo, siendo considerada la planificación un instrumento de modernización dese sus orígenes, no resulta del todo claro que alguna vez haya existido tal independencia, lo cual puede implicar más una convergencia de fines que una ausencia de ingerencia política (Mazza 1993). En la medida que dichos fines entran seriamente en conflicto, ya a comienzos de los años 60s, las críticas provenientes de la academia ponen en duda la legitimidad misma del “urbanismo” como discplina ciéntifica.

Notas:
1.- Véase Louis Wirth (1938), Urbanism as a way of life, in American Journal of Sociology, n° 44, Chicago.pp.1-24.
2.-En 1873 la economía mundial enfrentó una grave crisis económica, que derivó en una depresión que duro al menos 2 décadas. La crisis fue gatillada por la sobreproducción en los sectores textil y siderúrgico, la cual derivó en un incremento de la migración campo ciudad agudizando las precarias condicies sociales en los barrios populares, coincidió con la gran oleada migratoria hacia Estados Unidos y Sudamérica y sirvió como impulso para el “nuevo imperialismo” que derivó en el reparto de África, ante la necesidad de abrir “mercados” para invertir los excedentes acumulados y obtener de ellos mayores fuentes materias primas.
3.-Emile Durkheim, Max Weber, Georg Simmel, entre otros, desarrollaron buena parte de sus reflexiones teóricas en el estudio del cambio social evidenciado en las ciudades occidentales.
4.-Por ejemplo, en 1884 en el Reino Unido se crea una “Comisión Real” para enfrentar el problema de la insalubridad de los barrios pobres de Londrés y del resto del país, con la participación del Principe de galés, futuro monarca británico. (Hall, 1996)
5.- En la University of Stanford, por ejemplo, existe una licenciatura en “urban studies”, concebida como un programa interdisciplinario que combina diversos enfoques académicos con experiencias concretas en el “mundo real”, como forma de enfrentar el estudio de las ciudades contemporáneas.
6.-En el sentido propuesto en 1962 por Thomas S. Kuhn en The structure of scientific revolutions, University of Chicago Press, Chicago.
7.- Tal como ocurre, por ejemplo, con el concepto de “no lugar” propuesto desde la filosofía, por Augè, como construcción conceptual cercana a la categoría de tipo ideal weberiano, en el sentido de constituir el extremo de una “polaridad falsa”, inexistente en la realidad concreta, cuyo valor radica en su carácter analítico; el cual sin embargo ha sucumbido a utilizaciones empiristas, que han terminado por vulgarizarlo.
8.- Ver Jane Jacobs (1961), The death and life of great American cities, Vintage Books, Chicago.

Fotografías:
1.- Taranto, restos de una antigua granja productora de aceite de oliva, con la siderúrgica ILVA de fondo. (JcScG, 2011)
2.- Weimar, sobreposición de urbanización nazi y edificio de época socialista. (JcScG, 2010)
3.- Barcelona, Plaza de Toros convertida en Centro Comercial. (JcScG, 2008)
4.- Amsterdam, antigua zona portuaria, containers convertidos en departamentos para estudiantes. (JcScG, 2011)

Bibliografía:
Baigorri, Artemio (1995). Del urbanismo multidisciplinario a la urbanística transdiciplinaria: Una perspectiva sociológica. In: Ciudad y Territorio / Estudios Territoriales, n° 104, pp. 315 – 328.
Clavel, Maite (2002), Sociologie de l'urbain, Antrophos, Paris.
Hall, Peter (1996), Las ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX, Ediciones del Serbal, Barcelona.

Harvey, David (1985), Urbanismo y desigualdad social, Siglo XXI Editores, Madrid.
Mazza, Luigi (1993), Attivista e gentiluomo?, in Archivio di studi urbani e regionali, n° 48, Franco Angeli, Milán.

Sica, Paolo (1978), Storia dell'Urbanistica”, Editori Laterza, Roma-Bari.

Sparberg Alexiou, Alice (2006), Jane Jacobs: urban visionary, Rutgers University Press, Piscataway, NJ.
Susser, Ida – a cura di – (2001), La sociología urbana de Manuel Castells, Alianza Editorial, Madrid.


01-05-2011

Charleroi, la ciudad más fea del mundo

por JcScG

Bélgica es un país extraño. Naciendo como una pequeña agregación de quienes no quisieron ser gobernados por holandeses ni franceses, los belgas hoy en día se encuentran en la disyuntiva de ver disuelto su país. Dada la presión del pujante, rico y activo norte flamenco (neerlandés), frente al deprimido, más pobre y poco eficiente sur valón (franco-parlante). Dejando al país sin gobierno desde hace 8 meses, en un extraño inmovilismo digno de ser estudiado.

Paradojas de la historia, el peso económico histórico de industrializar y desarrollar al país le correspondió al sur. Desde el siglo XIX la zona se caracterizó por la presencia de explotaciones minerales de hierro y carbón, que al igual que sus vecinos alemanes del Ruhr, alimentaron a buena parte de la industria europeo-occidental durante casi todo el siglo XX. En los tiempos de la gran industria florecieron ciudades, se crearon grandes sindicatos, mejoraron las condiciones de vida y recibiendo una abundante inmigración desde sus agrícolas, artesanos y comerciates vecinos del norte flamenco. Entonces, a pocos flamencos se les habría ocurrido la locura de separarse de Bélgica.

Una de dichas ciudades es Charleroi, fundada en 1666 en honor al rey Carlos II de España (de ahí su nombre), pasó su primer siglo y medio bajo control español, francés, austríaco y holandés, hasta que en 1830 se decreta la creación de Bélgica. Luego de su "independencia" se subió rápidamente al carro de la revolución industrial, siendo la ciudad más importante del denominado Pays Noir, la zona carbonífera y siderúrgica de Bélgica, atrayendo población de toda Europa y expandiéndose explosivamente.

Luego de más de un siglo de toda clase de avatares, entre grandes conflictos laborales, huelgas legendarias, un par de guerras mundiales y una gran contaminación ambiental, la ciudad se enfrentó a fines de los años 60s con la crisis del fordismo, el fin del crecimiento continuo y en los 70s con la crisis del petróleo y del acero, que provocaron pérdidas millonarias, una drástica reducción de la demanda, y a consecuencia de ello la clausura de muchas industrias y el despido de miles de trabajadores.

Sin lograr sobreponerse al impacto de un siglo y medio de industria pesada, la ciudad no fue capaz (como buena parte de la Valonia) de revertir los efectos negativos de la desindustrialización. Iniciando un período de estacamiento económico y de pérdida de población, que si bien ha sido paliado con toda clase de subsidios estatales, dura hasta el día de hoy. Sin haber nunca logrado reconvertirse productivamente. A diferencia de sus "hermanos" del norte, que de la crisis del fordismo salieron fortalecidos, gracias al desarrollo de las empresas de servicios y hoy en día constituyen el corazón de la economía belga, razón por la cual quieren abandonar (como si fuera un lastre) a quienes fueron sus espaldas, brazos y piernas, por largas décadas.

En la actualidad Charleroi es mostrada como una ciudad enfrentada a un importante degrado social, físico y ambiental con: importantes niveles de contaminación, altas tasas de desocupación y pocas perspectivas de futuro; la cual ha visto aumentar la presencia de bandas de delincuentes y narcotraficantes. Llegando a se promocionada como la "ciudad más fea del mundo".



Fotos:

n° 1 Industrias de Charleroi. Tim Freh http://www.flickr.com/photos/tim_freh/with/399916901/

n° 2 Vistas de las industrias desde el cementerio. Tim Freh http://timfreh.wordpress.com/2007/11/22/marchienne/

n° 3 Vista de una calle comercial de Charleroi. Meneer Dijk. http://www.flickr.com/photos/dijk/4228504405/